No es el neoliberalismo lo que nos está matando

Por Rita Muciño Corro

Ante las afirmaciones realizadas por el Presidente López Obrador durante la conferencia de prensa del pasado martes 29 de enero, es preciso efectuar una aclaración para decir, no es el neoliberalismo, ni la serie de explicaciones superfluas, basadas en subjetividades, carentes de un respaldo y análisis serios, lo que origina la violencia en contra de las mujeres.

Sin soslayar que esto acentuó los preexistentes desequilibrios entre géneros, no fue a causa del neoliberalismo que en 1804 se consagrara en el Código Napoleónico la sumisión de la mujer al hombre, el que ocasionó que hasta inicios del siglo XIX adquirieran el derecho a votar y ser votadas, tampoco es el que por siglos las dejó al margen de la política, la educación, es decir, sin la posibilidad de construir un proyecto de vida.

Lo que subordina, al grado de deshumanizar y restar importancia a la discriminación por razón de género, es algo que trasciende leyes, modelos, sistemas o como se le quiera denominar, se trata de una idea que lo alcanzó todo, en la que se basó el Derecho, instituciones sociales, formas de pensar y entender el mundo.

Mas allá de si el titular del Ejecutivo Federal lo dijo en esas exactas palabras o si se descontextualizó, lo inquietante es que ante la pregunta de ¿qué se hará para atender este problema? exista una respuesta vaga, de la cual no se advierte que se trate de un asunto prioritario, ni que se esté trabajando en una solución, al menos no una tendente a atender las causas estructurales.

La violencia de género es un problema social, de salud pública y de derechos humanos, por lo que explicaciones que no lo aborden ni expliquen en su exacta dimensión, resultan preocupantes ya que, si las obligaciones internacionales, la visibilización y demandas de la sociedad civil, la voz incansable de las víctimas en búsqueda de justicia y las altas cifras de homicidios de niñas y mujeres no conducen a un actuar responsable y urgente, entonces ¿qué lo hará?