Por Pamela Zambrano
El Ministerio Público sabÃa que habÃa sufrido violencia fÃsica y psicológica por parte de su ex-novio desde 2018: se denunciaron los primeros actos de violencia en su casa y en la universidad, se le dio el nombre y dirección del imputado; sin embargo, ni un citatorio realizó. La madre de ella, acudÃa a la agencia para conocer el estado de la carpeta de investigación e informarle que se habÃa agravado la situación, nunca le recibieron.
Ella, cansada de ser una vÃctima, ser ignorada por el Estado -la autoridad que la debió proteger- y de la situación a la que la habÃa llevado, no querÃa saber nada. RecibÃa las amenazas y lo veÃa en la universidad; decidió que seguirÃa adelante, que no le darÃa la importancia que él buscaba.
El 1 de enero de 2019 encontraron su cuerpo. Primero la violó, luego la mató. La violó para demostrarle que podÃa hacer con ella lo que quisiera, la mató porque si no iba a estar con él, no iba ser con nadie. Esa es la masculinidad tóxica mexicana diaria.
Fue culpa del Estado, su omisión y falta de profesionalismo, sensibilización y capacitación tuvo como consecuencia la materialización del feminicidio de ella, un número más en las estadÃsticas.
Fue culpa del Estado, su omisión y falta de profesionalismo, sensibilización y capacitación tuvo como consecuencia la materialización del feminicidio de ella, un número más en las estadÃsticas. La historia hubiera sido diferente si el Ministerio Público hubiera realizado su trabajo, ella seguirÃa aquÃ. Ese Ministerio Público, sigue sentado en su silla, archivando e ignorando carpetas de investigación, sin apoyar a las mujeres que viven la violencia machista.
Como ella, hay muchas más, las ignoradas por el Estado, por quien las deberÃa de proteger, pero al contrario, las respuestas que dan son: "esta loca", "si le vuelve a pegar regresa" o "para qué lo hace enojar", porque para el Estado y su violencia institucional la voz de las mujeres es intrascendente o nosotras nos lo buscamos por nacer. Lo anterior, es consecuencia de lo que mencionan las representantes del Caso Argullo Trujillo ante el Comité de la CEDAW: "el predominio de una cultura patriarcal dentro del personal judicial, que estigmatiza a las vÃctimas desacreditando reiteradamente sus declaraciones, incluso llegando al extremo de acusar a las mujeres de haber provocado la violencia de que fueron objeto y tal vez denunciaron".
El ignorar a las vÃctimas impide a las mujeres y niñas el derecho al acceso a la justicia y es un obstáculo para acabar con la violencia machista.